Visión y cerebro en desacuerdo
Muchos saben que lo que escribo está basado mayormente en pesadillas que he tenido. Pues bien, este microcuento proviene del que tal vez haya sido el sueño mas maravilloso que he tenido en mi vida. Fue tan espectacular que me gustaria algun dia convertirlo en guion. En fin, este pequeño cuento fue escrito para mi clase de Introduccion a los medios. No terror, no gore. Pero no me importa, nunca es bueno limitarse demasiado a un genero. Que lo disfruten.
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Se tiende a pensar que las personas con trastornos mentales raros llevamos vidas complicadas y estamos en constante lucha por integrarnos en la sociedad. Es cierto en su mayor parte, pero en mi caso, no podría estar más lejos de la realidad. Padezco de agnosia visual, me explico, no soy ciego y a pesar de que puedo ver con normalidad, tengo incapacidad cerebral para comprender y reconocer estímulos visuales. Muchos se deprimirían ante la idea de no reconocer a sus seres queridos o a sí mismos frente a un espejo, llámenme falto de seriedad pero a mí me parece una oportunidad para ver el mundo de manera única. Tiene sus momentos divertidos, como la vez en que mientras mi madre tomaba píldoras para la depresión, yo observaba fascinado como ingería pelotas de golf o como cuando en una visita al Palacio del Elíseo confundí al Primer Ministro con un elefante. En fin, recuperarme de una gripe que casi me mata cuando era niño fue lo que me causó este padecimiento. Desde el momento en que abrí los ojos aquella mañana en que la fiebre y la tos cesaron, supe que había algo raro en mí. Pero no sentía temor, yo estaba fascinado de ver aquellos colores, aquellas formas, aquellos seres extraños observándome. ¡Tantas veces soñé con vivir en un mundo fantástico y al fin se había hecho realidad! Desde entonces tengo la capacidad creativa de escribir, pintar y esculpir todo aquello que solo yo veo. Y fue así como me convertí en uno de los hombres más reconocidos y talentosos de Francia.
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Se tiende a pensar que las personas con trastornos mentales raros llevamos vidas complicadas y estamos en constante lucha por integrarnos en la sociedad. Es cierto en su mayor parte, pero en mi caso, no podría estar más lejos de la realidad. Padezco de agnosia visual, me explico, no soy ciego y a pesar de que puedo ver con normalidad, tengo incapacidad cerebral para comprender y reconocer estímulos visuales. Muchos se deprimirían ante la idea de no reconocer a sus seres queridos o a sí mismos frente a un espejo, llámenme falto de seriedad pero a mí me parece una oportunidad para ver el mundo de manera única. Tiene sus momentos divertidos, como la vez en que mientras mi madre tomaba píldoras para la depresión, yo observaba fascinado como ingería pelotas de golf o como cuando en una visita al Palacio del Elíseo confundí al Primer Ministro con un elefante. En fin, recuperarme de una gripe que casi me mata cuando era niño fue lo que me causó este padecimiento. Desde el momento en que abrí los ojos aquella mañana en que la fiebre y la tos cesaron, supe que había algo raro en mí. Pero no sentía temor, yo estaba fascinado de ver aquellos colores, aquellas formas, aquellos seres extraños observándome. ¡Tantas veces soñé con vivir en un mundo fantástico y al fin se había hecho realidad! Desde entonces tengo la capacidad creativa de escribir, pintar y esculpir todo aquello que solo yo veo. Y fue así como me convertí en uno de los hombres más reconocidos y talentosos de Francia.
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