Naxtmi

Ella iba y venía sin parar Éramos felices con su presencia Sonreía todo él tiempo Hasta en los días sombríos La amábamos, la idolatrábamos Pero lo que no sabíamos Es que en su interior se hallaba otra Vómitos, auto mutilaciones, privación del sueño, alaridos Todo eso en nuestra ausencia La encontramos en un charco escarlata Ahora nos toca verla partir Ya no había alegría fingida en su rostro Morará en el país de las hadas Esperamos que ahora pueda ser triste en libertad.

Microcuento inspirado en la portada del album Walking With Strangers de The Birthday Massacre y en menor medida en el libro de cuentos  La rebelión de los niños de Cristina Peri Rossi. Espero que les guste.                          Ese treinta y uno de octubre aquellos seres de diminuta estatura y facciones en desarrollo se reunieron en el parque de siempre y a la hora acordada. Los detalles de sus vestuarios y maquillaje se perdían en la noche y lo único perceptible a la vista eran las diminutas siluetas negras que por cierto, combinaban con el tono violáceo del cielo. Las risas infantiles retumbaban en un pueblo donde la autoridad pertenecía a los infantes. Por tal razón, cuando vieron que un circo ambulante se detuvo frente al lugar y de él bajaron personas que los superaban en edad, estos los miraron con recelo. El primer espectáculo provino de un grupo de titiriteros disfrazados de soles, les siguieron payas...

Una noche en la que perdí la mitad de mis órganos Vientos entran por mis oídos y los hacen sangrar Y al otro lado de la puerta hay algo maligno Lo he visto en los rostros plásticos de los otros Un espejo que se derrite Una amante que llora Y vidrios se incrustan en su cabeza Gritando, vomitando, llorando Es mi castigo encomendado Deber de llevar al hombro la carga del terror La condena: revolcarme entre mis vísceras por siempre Misma tortura, diferentes verdugos Odio sale de mis venas Palabras le llegan aunque no surge el efecto esperado Suelo embiste mi espalda al caer Despierto y vuelvo al inicio.

Un día monótono de los muchos que conforman mi aburrida vida. No quiero permanecer un minuto más en lo cotidiano, y sé qué tengo que hacer para cambiar eso. Busco en el primer cajón de mi gaveta los dulces que me ayudan a desconectarme de todo. Con paciencia muelo los cristales y los mezclo con carbonato de sodio. Inhalo, y esa bocanada me ocasiona un éxtasis tan intenso y que a la vez relaja cada músculo de mi cuerpo. Y pensar que esto apenas es el inicio. Sé que el efecto llegará rápido, solo es cuestión de esperar unos minutos, tal vez segundos si hoy tengo suerte. Una vibración de baja frecuencia se hace presente un mi oído izquierdo. No le presto importancia, pues ni siquiera me molesta. Cierro los ojos dejándome llevar por las sensaciones de mi cuerpo. No sé en qué momento sucedió, pero antes de darme cuenta ya no estaba en la comodidad de mi cuarto. Me sentía flotando en el aire y a lo lejos veía formas que parecían ser nubes. Volteo a mi derecha y al hacerlo diviso algo que oc...